Conocido a menudo con el nombre de Villa Demidoff por la familia rusa de emprendedores y mecenas que la compró en 1872, el Parque de Pratolino tiene una historia muy interesante que inicialmente lo llevó a ser modelo para los jardines europeos del manierismo, valioso ejemplo de excelencia artística y técnica, luego destinado a la decadencia y sucesivamente transformado en el paisaje más moderno de principios del siglo XIX, sin perder, en ningún caso, el encanto apasionante del extraordinario complejo perdido. Francisco I de Médicis lo compró en 1568 para hacer construir allí a Bernardo Buontalenti una magnífica villa con grutas artificiales, maquinarias y artificios. El parque fue acabado aproximadamente en 1581 y reunía también obras de Cellini, Giambologna, Bandinelli, Ammannati, y muchas obras antiguas procedentes de las colecciones mediceas. Llamado por los contemporáneos “el jardín de las maravillas”, todavía hoy se pueden admirar algunas “maravillas” como el Coloso de los Apeninos de Giambologna, la gruta de Cupido, la fuente del Mugnone y la capilla de Buontalenti. El Parque tiene desde 2013 el reconocimiento UNESCO junto con las otras Villas y Jardines Médicis como Patrimonio Mundial de la Humanidad y es también la meta ideal para los apasionados de fauna (99 son las diferentes especies que viven en el parque) y flora, con especies arbóreas apreciadas como el abeto blanco, grandes robles y otros árboles monumentales.