La iglesia franciscana de Santa Croce es uno de los lugares más amados de Florencia por la riqueza de su patrimonio artístico, por el valor civil de sus monumentos funerarios, y sobre todo porque esta gran estructura simboliza la relación entre fe cristiana, arte y cultura en Florencia y en Italia. Su construcción inició en 1295, a expensas de la población y de la República Florentina, y ya desde aquel momento su historia se enlaza profundamente con la historia de la ciudad. Con el paso de los siglos testimonios espirituales, artísticos y civiles trazan su identidad compleja hasta convertirla, en el siglo XIX, en un monumento símbolo de la unidad de la nueva nación. En el conjunto de iglesia, claustros y museo se pueden admirar célebres obras de arte, fruto del ingenio y de la devoción cristiana de artistas como Arnolfo di Cambio, Cimabue, Giotto, Filippo Brunelleschi, Donatello, Giorgio Vasari, Lorenzo Ghiberti, Orcagna, Taddeo y Agnolo Gaddi, Della Robbia, Giovanni da Milano, Bronzino, Domenico Veneziano, Maso di Banco, Canova y otros. Santa Croce ha sido definida “el Panteón de las glorias italianas” puesto que atesora las sepulturas de personajes ilustres como Miguel Ángel Buonarroti, Galileo Galilei, Niccolò Machiavelli, Gioachino Rossini, Lorenzo Ghiberti, Vittorio Alfieri, Ugo Foscolo.